“In Orbem Insinuata”

En la obscuridad de la noche, cuando la soledad aprisiona el alma, la Muerte ronda a la que alguna vez fue una doncella hermosa, quien se mira al espejo, horrorizada al descubrir que el tiempo y la enfermedad se han llevado la belleza en la que tanto confiaba…

Durante la Baja Edad Media, la danza macabra fue un género literario y pictórico que reflejaba la terrible situación que la población sufría en esa época y que a la vez recordaba que a la Muerte no le importaba el estatus social, económico o la ideología de los seres a los que se llevaba con ella. Es considerada como la gran unificadora porque para la Muerte todos somos iguales.

Las representaciones de la danza macabra aparecieron en las artes plásticas y en las escénicas con alegorías acerca del pueblo donde se simbolizan una o varias personificaciones de la Muerte con cierto número de seres vivos.

“Con el paso del tiempo, la Muerte personificada se convirtió en un muerto concreto representado, bien como esqueleto, bien como cadáver en proceso de putrefacción, entendiéndose en ambos casos como el doble especular del vivo. De ese modo, frente a la jerarquía estamental, expresada por medio de la indumentaria, la homogénea imagen del muerto contribuía a subrayar el poder unificador de la Muerte”. (Herbert González Zymla.  “La danza macabra”. Universidad Complutense de Madrid)

Una de las representaciones pictóricas de la danza macabra más conocida, es “La muerte y la doncella”, cuya primera referencia es la historia de Hades y Perséfone, aunque a partir del Renacimiento, el tema empezó a ser utilizado para presentar a una jovencita, generalmente desnuda y a un esqueleto que simbolizaba la Muerte.

Hace algunos años, cuando aún estudiaba la licenciatura en coreografía en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBAL, tuve mi primer acercamiento a las danzas macabras, con una pieza llamada “Cuarto Menguante”, del que he retomado la idea del dueto de la Muerte y una mujer en el punto crucial de decisión, sobre seguir viviendo o dejarse morir ante la certeza de la vejez, la enfermedad y la decadencia.

“In Orbem Insinuata” marca mi regreso al escenario, con el que venía “coqueteando” con mi participación en “Estudios sobre la nostalgia”, en un papel muy obscuro, un ser del más allá que atormenta a esta mujer que lucha por mantenerse en pie a pesar de la vida que ha llevado.

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